Quizás la pregunta correcta no sea sobre el apocamiento del psicoanálisis en nuestra vertiginosa actualidad, sino por la férrea permanencia. Pese a los notables progresos de la neurología, la genética, la antropología, la neurociencia o la psicología cognitiva, su convocatoria clínica no cesa. Las argumentaciones sofisticadas, igual que las tontas, rebotan en la mala salud de hierro de esta disciplina que había despuntado con el siglo XX. La actualidad flota en imágenes, sonidos, acciones, frases que contornean de fragmentos el insomne collage del nuevo siglo. Pese a los gestos enfáticos, el estupor no alcanza al discurso. Los primeros planos agotan la realidad, láminas virtuales han usurpado la antigua memoria y con su alta velocidad surcan un universo subjetivo desconocido. En ese vértigo, el tiempo del inconsciente, que había fascinado tanto a los contemporáneos de Freud, ha quedado aislado. Subsiste en aquella reserva a...
“ Tal vez la historia no sea más que la diversa entonación de unas pocas metáforas ” La esfera de Pascal, J.L.Borges