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Mostrando las entradas de noviembre, 2022

Ensayo forense sobre dos bitacoras

           Al mismo tiempo que, casi al doblar el siglo, fue presentado el alarmante “final de los grandes relatos”, hubo poda del follaje retorico, florecieron prefijos y sufijos (“pre”, “post”,   “trans”, “proto”, “neo”, “multi” ….”), tonificaron raíces y se expidieron nuevas narraciones. Eran más directas, breves, escenográficas y mezcladas, tejían video clips y Twitter, los estallidos digitales y las “fakenews”, y proclamaban la persistencia balbuceante de la pulsión narrativa.   Hasta el tic tac del reloj puede narrar decía Frank Kermode, hay un Genesis en Tic y un Apocalipsis en Tac. Quizás se procuraban una reducción, como en las ecuaciones matemáticas, o una síntesis como en la música que, según Oscar Wilde, otorga una historia incluso a los que no la tienen.   No era un resultado airoso, pero todavía se relataba. Incluso sin el soplo ideológico, histórico o religioso, el tiempo humano siempre puede respirar en la trama de un relato. Un reloj no es un cuento, ni un calendar