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Mostrando las entradas de febrero, 2020

Los ecos en las orillas del crimen

   E ntre los balbuceos románticos del siglo XIX, el arrogante ensayo “El crimen como una de las bellas artes” convirtió a Thomas de Quincey en un anticipador de Poe, de Baudelaire, y en notable precursor del carácter sociológico y revelador de los delitos. En 1764 con “ Delle delitti e delle penne” , Cesar Beccaria ya había esbozado una cronología. Ahora, en la hecatombe napoleónica que había estremecido la vida cotidiana, la transgresión dibujaba el ánimo fugaz de cada momento histórico según ilustraba con abundancia la Revolución Francesa. “El crimen es un pequeño espejo de los desmanes mayores de la sociedad” había observado De Quincey con su lucidez de opiómano, adelantándose a Durkheim, Simmel y la futura antropología social. Autores como Stendhal, Dostoievski o Stevenson, escudriñaron luego en la pulsión delictiva al sopesar las torturas éticas y psicológicas de cada sociedad. Fue el comienzo de un malvado interior. Partiendo del Drácula aristócrata y manuscrito de Briam