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Mostrando las entradas de marzo, 2020

El gran comienzo

       A diferencia de otras muchedumbres, la nuestra no se disuelve nunca. La conciencia de ser descendiente o antecesor y, a través de esa convicción, el habitante natural de todo instante, nos hace dueños del tiempo. Todos somos todos, y lo somos siempre; la idea de individuo, que contamina a otras especies, no nos afecta. Somos inmunes al espacio, igual que al tiempo. Y las posibilidades de replicarnos, con mutaciones impredecibles, también nos otorga el porvenir. Nosotros no sucedemos en el tiempo y el espacio, sino que lo gestamos. En una memoria, cuyo sentido desconozco, se cuenta que empezamos, al menos para esta generación de ustedes, entre unos murciélagos de un mercado de Wuhan. Salir de aquellos que saben maniobrar en la oscuridad, no es un mal comienzo. Ahora sé que entre los humanos lo es, y que esos organismos torpes tienen mala fama y son temidos. Lo ignorábamos. La vida de un virus tiene muchos episodios, pero pocas anécdotas, y éstas dependen de las mutaciones qu

Las máscaras del Armagedon

Cuatro décadas atrás, el azote intrigante del SIDA emergió como una señal bíblica contra el libertinaje sexual. Renovaba esa misteriosa relación entre la enfermedad y sus metáforas que había enunciado Susan Sontag. El Corona Virus vuelve hoy a estremecer esa esfera imaginaria de la humanidad, pero su vértigo arrastra un torbellino apocalíptico que no es solamente mítico, envuelve materialmente la globalización económica, el ecológico desorden ambiental y hace inevitable la reflexión filosófica sobre el destino de la especie. Es como un desconcertante paréntesis para mirarnos otra vez en cámara lenta. Los últimos mapeos del planeta, como consecuencia de la pandemia, muestran a China sin las manchas de polución que sombreaban sus zonas industriales, mientras que el descenso de viajes, eventos laborales y sociales, concentra a muchos en la meditación sobre el cambio histórico que los arrasa. La dimensión apocalíptica aplana en silencio las perspectivas cotidianas.      La hecatombe de