A diferencia de otras muchedumbres, la nuestra no se disuelve nunca. La conciencia de ser descendiente o antecesor y, a través de esa convicción, el habitante natural de todo instante, nos hace dueños del tiempo. Todos somos todos, y lo somos siempre; la idea de individuo, que contamina a otras especies, no nos afecta. Somos inmunes al espacio, igual que al tiempo. Y las posibilidades de replicarnos, con mutaciones impredecibles, también nos otorga el porvenir. Nosotros no sucedemos en el tiempo y el espacio, sino que lo gestamos. En una memoria, cuyo sentido desconozco, se cuenta que empezamos, al menos para esta generación de ustedes, entre unos murciélagos de un mercado de Wuhan. Salir de aquellos que saben maniobrar en la oscuridad, no es un mal comienzo. Ahora sé que entre los humanos lo es, y que esos organismos torpes tienen mala fama y son temidos. Lo ignorábamos. La vida de un virus tiene muchos episodios, pero pocas anécdotas, y éstas dependen d...
“ Tal vez la historia no sea más que la diversa entonación de unas pocas metáforas ” La esfera de Pascal, J.L.Borges