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Mostrando las entradas de junio, 2024

"Sombras nada mas...." Aniversario de Onetti

    El 30 aniversario de la muerte de Juan Carlos Onetti rememora su difusa grandeza, irrefutable, continua, pero siempre impalpable. La evanescencia del tango es uno de sus afluentes. El convenio con un borramiento ambiguo y la trémula sombra no tuvo frontera póstuma. Recuerdo haber visto una película uruguaya sobre uno de sus cuentos, que me convenció que su literatura era inmune a la cámara, igual que García Márquez, pero desde el otro ángulo. Con el esplendor fílmico, uno perdía la duda y la penumbra reflexiva, y el otro la insistencia luminosa de la certeza tropical, que son asuntos palabreros y no de imágenes. Curiosamente, es la descripción, la mirada lenta, no la acción y el verbo, el soporte de esos ámbitos opuestos.    A Onetti lo pude rescatar mucho después en una película, pero era turca y se llamaba, creo, “los tres monos”. Era sobre corrupción y fraude, y campeaban las sombras y las tomas inciertas. Quizás el director no había siquiera conocido a Onetti, pero tenía su

Época asincronica

  En octubre de 2018, seis años atrás, publiqué este artículo que pareciera haberlo escrito ayer. Lo repito y mando sin cambiar una coma, como testimonio mareante de este tiempo sin tiempo. La mala salud de hierro del prejuicio Fernando Yurman      El crimen de Pittsburgh, exasperadamente emblemático del odio a los judíos, expandió ondas concéntricas sobre muchas interpretaciones. Unas de ellas, que ya había sido formulada por Karl Kraus en la Viena antisemita previa al nazismo, indica que el primer envilecimiento es el de las palabras. Ese aviso acusa hoy al alarde violento y su recio desprecio del pensamiento correcto. Muchos ya habían alertado, durante la campaña electoral norteamericana, la evolución en Trump de un lenguaje con giros y metáforas que danzaban con el diablo. Lo mismo borboteaba en Londres o Polonia y Hungría, y se naturalizaba en otros países. Es evidente el ascenso de la agresión y la violencia en consonancia con esta melodía verbal. Aquella retórica electoral

La fatal llama que nos llama

      La fascinación tenebrosa y los espejismos del odio son más potentes, seductores y misteriosos que los del amor. Maquiavelo lo había advertido, y las eficientes autocracias lo confirman con furor; sin olvidar los fanatismos colectivos que combustionan en la misma pira ardiente.         “Elige bien a tus enemigos porque terminaras pareciéndote a ellos”, este aforismo insondable refulge incesante en ciclos de venganza. Antes de moderarse como justicia, la pasión vengativa procura con fervor igualar al otro, no quiere diferenciarse un ápice. La primera inspiración de la musa homérica fue la cólera vengativa. Por otra parte, la bíblica Ley del Talión , revisada para el acusado tuerto o manco, la intangible libra de carne imaginada por Shakespeare, la relación entre la tortura y el pecado que Dante impuso a su instalación, el minucioso virtuosismo de sus aparatos patibularios, son testimonios del mismo desvelo.     Mas que las investigaciones de Goldslaghen sobre “Los servidores volunt