De bemos al sarcástico humor de Alfred Hitchcock la teoría del Mac Guffin. Se trata de una causa mínima inflada para narrar, un pretexto, un provisorio resorte para disparar una trama que luego se despliega con fuerza en su propio horizonte imaginario. Ese dispositivo fue a veces para el maestro del suspenso un mensaje pegado en la ventanilla de un vagón de tren, unas campanadas del Big Ben, la escondida mancha de sangre en el vestido de una muñeca, el intento de un asesinato pasional en presencia de un detective cuyo vértigo le impediría observar la caída de la víctima. La respiración incesante del miedo, una trama lúdica poderosa, floreciente de señales y sugerencias, hacía olvidar el carácter insustancial del motivo. La teoría de Alfred Hitchcock ha sido aplicada profusamente en la permisividad imaginaria del cine, también por otros cineastas, del modo más flagrante. En la clásica y reverenciada “Casablanca”, la ajustada trama se dispara por la búsqueda desesperada de pasaport...
“ Tal vez la historia no sea más que la diversa entonación de unas pocas metáforas ” La esfera de Pascal, J.L.Borges