La memoria no es un álbum, un archivo pasivo que circula y nos acompaña con mansedumbre por el presente incesante. Al revés, se parece a un molino inexorable que resignifica aguas y sombras, y nos alerta sobre el resbaloso momento quieto. Lo que sucede ya viene trabajado, repasado por lo ocurrido, o su pariente, lo que no ha ocurrido todavía. En ese remolino es difícil encontrar el filo del ahora sin cortarse uno mismo en la memoria. El tiempo es lo que se entiende cuando no se piensa, había observado resignado San Agustín. Y quizás por ese desasosiego inevitable, se hace imperativo que la memoria tenga parques, reservas naturales, remansos de tiempo para descansar. Son el equivalente de las utopías, pero hacia atrás, utopías del pasado, oasis para abrevar el porvenir en la memoria. Mayo del 68 es uno de ellos, la “Belle epoque” del siglo XXI, un ensueño de la adolescencia que se desvanece entre generaciones. Hay reservas naturales de memoria compar...
“ Tal vez la historia no sea más que la diversa entonación de unas pocas metáforas ” La esfera de Pascal, J.L.Borges