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Fernando Yurman es psicoanalista con experiencia clínica y docente en Argentina y Venezuela, actualmente reside en Israel. Ha dictado cursos y conferencias sobre arte y psicoanálisis, y publicado en medios locales y extranjeros. Ha editado libros vinculados al arte y la cultura: "Metapsicología de la sublimación (1992), ¨Lo mudo y lo callado¨ (2000) , ¨La temporalidad y el duelo¨ (2003), ¨Psicoanálisis y creación¨, (2002), ¨Sigmund Freud¨ ( 2005), ¨Crónica del anhelo (2005), ¨La identidad suspendida¨ (2008), ¨Fantasmas precursores (2010) , y también ficciones como ¨La pesquisa final ¨ (2008), ¨El legado¨ (2015), ¨El viajero inmóvil (2016).  
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Irrupción anárquica del presente caníbal

  Parte 1       En un artículo reciente de mi blog, titulado ‘’Entre rondas y aquelarres’’, había observado que aquella luminosa observación antropológica de Yuval Noah Harari sobre la imaginación como un don que disparaba el progreso era bifronte. La fantasía paradisíaca y el génesis convocaban siempre su imaginario opuesto: el infierno y el apocalipsis. Esbocé una definición arcaica que parece demandada para estos tiempos bizarros: retorno del balanceo maniqueísta con intensidad renovada, expansión de una religiosidad mítica multitudinaria. Lo que treinta años atrás parecía un vasto amanecer liberal, el final de una minuciosa y esforzada guerra ideológica, con la apertura inevitable de una relajada vacancia histórica en conflictos mayores, había hecho tronar sin aviso otros extravagantes espectros. Sucedía un cataclismo en la subjetividad social, la imprecisa postmodernidad se abría insondable como un océano en el océano. La vaga, pero irrefutable modern...

El esplendor del Mac Guffin

  De bemos al sarcástico humor de Alfred Hitchcock la teoría del Mac Guffin. Se trata de una causa mínima inflada para narrar, un pretexto, un provisorio resorte para disparar una trama que luego se despliega con fuerza en su propio horizonte imaginario. Ese dispositivo fue a veces para el maestro del suspenso un mensaje pegado en la ventanilla de un vagón de tren, unas campanadas del Big Ben, la escondida mancha de sangre en el vestido de una muñeca, el intento de un asesinato pasional en presencia de un detective cuyo vértigo le impediría observar la caída de la víctima. La respiración incesante del miedo, una trama lúdica poderosa, floreciente de señales y sugerencias, hacía olvidar el carácter insustancial del motivo. La teoría de Alfred Hitchcock ha sido aplicada profusamente en la permisividad imaginaria del cine, también por otros cineastas, del modo más flagrante. En la clásica y reverenciada “Casablanca”, la ajustada trama se dispara por la búsqueda desesperada de pasaport...

La mirada que espera

  En una desvaída sección periodística, la fotografía de un chalet que ofertaba una inmobiliaria de Mar del Plata, había revelado sobre una pared inocente del salón la presencia de un óleo robado por los nazis. La obra, un testimonio barroco de principios del siglo XVIII, fue arrebatada durante la ocupación alemana por el financista mayor de la SS a un galerista judío de Holanda. El extraviado ‘Retrato de una Dama’’ mostraba una aristócrata menor de rostro ostensiblemente feo, oscuro, miserable y muy llamativo para el iluminado investigador neerlandés que hizo la denuncia.     El azar no guarda una estética, era un abrupto final de una mala novela policial ordinaria. La hebra de la trama cruzó impoluta de un siglo a otro, de un continente a otro, sin dar descanso a la infamia hasta que el inescrutable pase de la suerte mandó a parar.   La Dama rezumaba el terrible crimen desde la agraciada pared, perfeccionando la puntualidad con que un gato emparedado lo habí...

Entre rondas y aquelarres

  En una de sus luminosas observaciones, el historiador y antropólogo Yuval Harari sostuvo que la imaginación otorgó a la especie humana la condición del progreso: el futuro emergió de la posibilidad de imaginar sobre lo dado. Hubo plena confirmación de esa tesis fundamental: millones de migrantes, gracias a la globalización de imágenes y noticias, pudieron imaginar no ser los pobres hambrientos que acostumbraban en otras latitudes. Ahí no termina el asunto. Esa imaginación ha permitido amoblar el cielo, pero también el infierno, y ambos influyen sobre la única realidad tangible de nuestro tiempo. El paraíso procurado por los africanos ha significado el infierno para muchos europeos, así como antes el imaginario paraíso europeo fue el infierno de los africanos. La misma imaginación que gesta el progreso, en secreto cocina la catástrofe. Esa fatalidad que oscila entre algarabía y tragedia, entre ronda festiva y aquelarre macabro, nos incluye y merece analizarse.   ...

Cruce de crepúsculos

  La estrategia de analizar los dispersos algoritmos de las pasiones públicas ha permitido centrifugar las pulsiones electorales hacia el triunfo de Donald Trump. Su convulsivo histrionismo, entrenado en shows televisivos, las simplificadas ambiciones y estentóreos prejuicios, que la sociedad mantenía vivos pero silenciados, tuvieron mayor efecto que en elecciones anteriores. La revelación sobre la “microfísica” de las redes públicas arrojó altos réditos oportunistas, pero luego evidenció innegables peligros. “Los ingenieros del caos”, según el ensayo del investigador Giuliano Da Empoli, incrementaron su virtuosismo en alianzas directas con las mentes científicas, contaron la mayor eficiencia y el menor escrúpulo. Las usinas del poder auscultaban, con una concentración técnica espeluznante, el espectro de amor-odio que atraviesa minuciosamente la vida cotidiana sin registro consciente. El pulpo estadístico chupaba las finas briznas del tejido emotivo, los ideales, temores y ofensas...

El nombre perdido

      La galaxia de una memoria muy vieja suele extraviar los recuerdos en orbitas tan remotas como las del cometa Halley. Hace muchas décadas había leído y olvidado un cuento que, sin motivo aparente, recupere en estos días. Fue escrito hace más de setenta años por un escritor israelí, Aaron Megued, que con meditada justeza lo había titulado “El nombre”. El tema era contemporáneo, modesto y seco de alusiones pretenciosas. Una joven y desafiante pareja israelí (en aquella alborozada modernidad nacional), deseaba poner a su primer hijo un nombre israelí, mientras que el abuelo, sobreviviente de los campos y ajeno al crisol de culturas, anhelaba perpetuar el nombre galútico de un nieto perdido en la guerra. Entre discusiones, triunfa el ligero deseo juvenil, que para el abuelo completa la operación de aniquilar su entrañable mundo de ayer. El anciano retira entonces con desconsuelo y digno silencio su persistente anhelo de filiación. El escritor finaliza el relato con pocas...

Nuevas criaturas para lenguajes abismales

    La inminencia de lenguajes generados por inteligencia artificial erosiona con una sombra de duda los lenguajes naturales, que son, según Román Jacobson, los que siempre apoyaron la imaginación y la invención humana. Esa inquietud podría crecer en la literatura, depositaria preferida de los encantos y misterios de la lengua natural. La historia literaria de siglos fue otorgando al lenguaje un carácter sagrado, particularmente enfático en los clásicos, pero siempre impulsado por la deslumbrante distinción de la creatividad humana. La idea, ya probada, de gestar textos con una nueva y desconocida inteligencia digital, estremece la sensibilidad estética que nutre la cultura verbal. Ese gran arcón guarda también los diversos tipos de silencio, las imposibilidades y dispositivos donde se originó el lenguaje, y nació y vive la escritura. La homogeneidad humana guarda sus sentidos y los trasmite. Por cierto, la pluma de Víctor Hugo o Poe, cuya tinta recibía el sanguíneo impulso de...